Hoy en día numerosas definiciones han tratado de definir lo que es una conducta socialmente habilidosa, no habiéndose llegado todavía a un acuerdo explícito.
Teóricos como Meichenbaum, Butler y Grudsen (1981), afirman que es imposible desarrollar una definición consistente de competencia social ya que esta es parcialmente dependiente del contexto cambiante. La habilidad social debe considerarse dentro de un marco cultural determinado, y los patrones de comunicación varían ampliamente entre culturas y dentro de una misma cultura, dependiendo de factores tales como la edad, el sexo, la clase social y la educación. El individuo por otro lado trae también sus propias actitudes, valores, creencias, capacidades cognitivas y un estilo único de interacción (Wilkinson y Canter, 1982).
A lo largo de toda una serie de definiciones que se han planteado , se puede constatar que las definiciones de los primeros autores resaltan el contenido, luego una serie de ellos consideran el contenido y las consecuencias, y finalmente se encuentran otros que únicamente juzgan las consecuencias del comportamiento. El contenido se refiere principalmente a la expresión de la conducta (opiniones, sentimientos, deseos, etc.), mientras que las consecuencias aluden principalmente al refuerzo social.
COMENTARIO:
Desde nuestra infancia nos enseñan a hablar con los demás, a comportarnos adecuadamente y a ser educados. En alguna que otra ocasión, posiblemente, hayamos oído el concepto de habilidades sociales. Pero realmente, ¿Sabríais decir a qué hace referencia? En el presente artículo, la idea es hacer una introducción sobre este elemento, así como de los diferentes patrones nos podemos encontrar en nuestro entorno, aquella manera de comunicarse que predomina en la gente que nos rodea y en nosotros mismo.